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Se fue nuestro gran Joaquim Ibarz, un catalán latinoamericano

Publicado: 2011-03-12

Joaquim Ibarz, uno de los periodistas que mas recorrió América Latina desde inicios de la década de los ochentas como corresponsal de La Vanguardia de Barcelona, falleció hoy en su ciudad natal, Zaidín en Huesca.

Ibarz, de 68 años, murió a causa de un tumor cerebral; y es por esa razón, que se había mudado desde hace seis meses de México a España.

El año pasado, el catalán latinoamericano recibió el premio María Moors Cabot que otorga la Universidad de Columbia, por su larga trayectoria en la región donde denunció sin atenuantes a los gobernantes autoritarios y corruptos.

En su discurso al recibir el premio María Moors Cabot, este querido maestro y amigo de tantos periodistas de su calidad como Gustavo Gorriti; José Vales; María Luisa Martínez;  dijo:

Todavía con las camisas empapadas de sudor, recién llegados de las montañas de Chalatenango, donde habían sido testigos de cómo los comandos de la poderosa guerrilla salvadoreña Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional habían destruido sus últimas armas, un grupo de corresponsales españoles conversaba en el 4 de febrero de 1992 en el jardín del hotel Camino Real de San Salvador sobre el fin de la insurgencia. Entre los reporteros se percibía cierta inquietud por su futuro profesional. La mayoría eran corresponsales de guerra y temían quedarse pronto sin trabajo. Las guerrillas, más que las guerras, desaparecían al entregar los rebeldes las armas (…) Me atreví a comentar que Dios era generoso y que ya nos proveería de material informativo de interés (…) Apenas tres horas después todos fuimos sobresaltados por las urgentes llamadas desde la redacción que nos informaban de un insólito golpe de Estado en la millonaria Venezuela saudí.En el día del fin de las guerras civiles americanas, Hugo Chávez no dio ni cinco horas de tranquilidad al continente. Pese al estrepitoso fracaso de su asonada militar, ya nada fue igual para los americanos.

El ejemplo antidemocrático chavista ya estaba rodando por las Américas. Apenas un mes después, Alberto Fujimori dio un autogolpe que llevaba preparando desde que asumió la presidencia (…) Con un discurso populista y autoritario, en pocos años Chávez perfeccionó una nueva estrategia y, usando vías democráticas, llegar al poder sólo para después desmantelar instituciones, partidos y medios de comunicación. El ejemplo autocrático de Fujimori y Chávez sedujo de inmediato a varios presidentes sudamericanos (…) La hoja de ruta que desde Caracas seguía el trazado por Tegucigalpa, Lima, Quito, Asunción… era atractiva para mandatarios sin escrúpulos democráticos a los que se les ofrecía todo el poder sin contrapesos y sin responsabilidades.

(…) En octubre de 1982 llegué a este continente con mi pequeña Olivetti portátil, todavía con la misma cinta con la que había escrito mis primeras crónicas llenas de un fervor sandinista que pronto empezó a resquebrajarse a medida que se asomaba el bigote de Daniel Ortega. Pese a la rápida desilusión con guerrillas y revoluciones, para mí, como periodista, ha sido fascinante cubrir unos años tan cambiantes de la historia americana.

(…) Por muchos años, amigos y editores me han propuesto que escriba un libro recogiendo experiencias, anécdotas y conocimientos acumulados. Les decía que mientras siguiera como corresponsal no disponía de tiempo. Pero recalcaba que ya tenía el título para cuando pudiera hacerlo: en castellano, “Esto no tiene remedio”. En catalán, “No hi ha res a fer”. Afortunadamente, ahora ha cambiado del todo mi visión. Ya no es tan negativa. La llegada de Lula al poder, la solidez socioeconómica en Chile, la victoria de Juan Manuel Santos en Colombia y la prudencia de Funes en El Salvador, entre otros hechos positivos, permiten anticipar un periodo de estabilidad y progreso.

Tuve el privilegio de conocer de cerca el trabajo de Ibarz cuando nos cruzamos en Lima, México, Caracas y Buenos Aires y siempre gocé de su conversación inteligente, de su inigualable humor negro y de su olfato para reconocer a los gobernantes autoritarios de estas tierras, y de descubrirlos con su afilada pluma.  No sabes cuánto te vamos a extrañar querido Quim.  Petons.


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